
El columpio va y viene vacío, nadie está sentado en él. ¿Cómo es que se mueve? La noche ha caído, el cielo está limpio el parque semivacío. Camino sinuosamente, una extraña nostalgia me invade, esto parece como un sueño. El columpio me llama y acudo puntual, me siento en él. Sigue moviéndose, aunque ahora son mis piernas las que impulsan. El mundo gira, la tierra se traslada y en este triángulo me muevo. Miro hacia arriba, las estrellas centellean están a años luz. Su luz, que me acaricia, que viene de muy lejos, es un regalo cósmico. Cuando el monje mira al cielo, sabe que está mirando al cielo. ¿Cuál de esas será mi estrella, la que dicen que cada uno posee? El truco está en encontrarla, en reconocerla, en intuir que esa es. Seguro de ahí surgieron los mapas celestiales, buscando, buscando. Desde mi balanceo la identifico, su guiño me baña, su luz me traspasa. Es ella, es mi estrella, la que me prometieron desde siempre. Vuelo en el columpio y floto en el espacio, soy de éter.