lunes, 27 de septiembre de 2021

 


 

Me enseñaste todo el poder que tiene una mujer,

compartiste tu belleza inaudita, 

me llevaste de la tierra al cielo y del cielo a la tierra,

dijiste tres palabras que me estremecieron.

 

Tocaste y encendiste mi fuego,

rozaste mi piel con tus labios de púrpura,

me llevaste por caminos nuevos,

me enloqueciste con tus valles y cimas.

 

Demostraste que Dios existe,

me condujiste por caminos prohibidos,

me dejaste besar todos los rumbos, 

me iniciaste en todos los misterios. 

 

Comprendí porqué los dioses

sintieron inquietud al contemplar

a las mujeres humanas, 

porqué Adán sucumbió

tan fácilmente a comer la manzana.

 

 

 

Temblé de placer, mis ojos se abrieron,

constaté el big bang y la expansión

del universo entero.

Bebí del Kamasutra y del Tantra,

fui un alumno dócil y sediento. 

 

Fuimos el ying y el yang,

me miré en tus ojos,

coloqué mis manos en tu corazón,

y fuimos vida y movimiento,

comprendimos a Dios.

 

 

 

aft

2 agosto 2021


https://www.diariodequeretaro.com.mx/cultura/tu-7064393.html


 

 

jueves, 9 de septiembre de 2021

Amor propio. Alta autoestima.

 Amor propio, alta autoestima

                          El amor es una cura milagrosa. Amarnos a nosotros mismos hace milagros en

                          nuestras vidas.

                          Louise L. Hay

 


Como ya lo señaló Erich Fromm en su célebre libro El arte de amar, amar es una de las mejores actividades que podemos realizar en esta vida, porque con ello, en un mundo en que el tiempo todo lo barre, amar construye aquí y ahora. Y mientras se viva, amar será una edificación poderosa, gratificante, creadora, generadora de paz y alegría. Qué más se puede pedir. Los reinos más poderosos han caído y muchos han sido borrados de la memoria histórica. Los hombres que se han creído indestructibles y todo poderosos han muerto, y a muchos de ellos el tiempo los ha cubierto de ignominia. En cambio, los hombres y las mujeres que han amado, aunque también fueron borrados por el tiempo, vivieron intensamente generando paz, cariño, tranquilidad, alegría a su alrededor, y tan sólo por eso, hicieron que valiera la pena haber vivido para ellos mismos, y para los que hayan disfrutado de su compañía. Son gigantes del género humano, hicieron que fuera digno de mención ese milagro universal llamado vida humana.                                                                   

Aunque existe también la otra cara, los soberbios. Pero, estos qué saben de la vida, nada, y menos si les gusta ser ignorantes. No tienen idea, su mundo es muy limitado. Cómo atinadamente lo ha señalado el filósofo Fernando Savater no se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro, el no reconocer a los semejantes. Para saber y conocer hay que vivir, estudiar, contrastar, refutar, comprobar, incluir, amar, perdonar. Sólo así se alcanza a comprender un poco, un poco, de la vida. Y al contrario, si no estudias y aparte estás lleno de soberbia, ira, envidia y resentimientos no entiendes mucho. Te esperan enormes problemas si no despiertas a tiempo y si no abres los ojos y las orejas. El buen camino pasa por la crítica y la autocrítica, inevitable y afortunadamente.                                                                     

Como ya lo señaló Arthur Schopenhauer la compasión “es la única que excluye el egoísmo como motivación de la conducta. Y la compasión se ejerce en la experiencia de sufrimiento y carencia del otro; en convertir el sufrimiento del otro en mi sufrimiento”.    El amor, la compasión, abren ventanas al mundo, asómate, sin miedo. Una tras otra, ventanas y puertas están repletas de nuevas formas de ver. No las cierres, claro, ten precaución, pero averigua qué es lo que se mueve detrás de ellas. Abre todos los sentidos, pero particularmente los ojos, los oídos, el corazón, que sólo así se aprende. Con humildad, con un respeto infinito, aprende de cada uno de estos grandes maestros que citamos aquí. Ellos son maná caído del cielo, no sabes si puedas volver a disfrutar de su sabiduría.                                                                     

Decía C. G. Jung que  “Hasta que no hagas consciente a tu inconsciente, (éste) va a dirigir tu vida y lo llamarás destino.” Así que habla con tu psique consciente y con tu inconsciente.  Se les puede hablar, no son una instancia separada una de otra, forman parte integral de nosotros. La separación que realizó Sigmund Freud en estamentos fue con la finalidad de entender mejor el proceso de la psique, no porque así se presentaran en el humano. El inconsciente es esa zona en donde se refugia lo olvidado, lo reprimido, lo negado. Y mientras no se enfrente sale a flote de muchas maneras, ya sea por medio de tics, manías, actos fallidos, hasta enfermedades neuróticas y psicosomáticas.                                                        

El universo es puntual, exacto, sujeto a leyes. Se permite pequeñas variantes dentro de su rigor. Sólo así funciona. Y dentro de las leyes macro, están las leyes micro, las de la física cuántica que aparentemente contradicen a aquéllas.   Como bien lo supo Albert Einstein, tiene que haber un punto en que coincidan.   Hay quienes proponen que seas igual al universo ya que estás sujeto a sus leyes, todo es cuestión de conocerse a sí mismo cada vez más y mejor. Y el amor a uno mismo y a los demás es una de las grandes herramientas para alcanzar más logros.                                                                  

Nos han enseñado que nunca deberíamos ser derrotados, incluso existe ese dicho  tonto de que para atrás ni para tomar  vuelo, y definitivamente ha sido un error. El fracaso puede entenderse como enseñanza, puede fortalecer la voluntad, puede ser maestro, incluso, quizá, no tenga ni porqué llamársele fracaso. El concepto del fracaso como algo malévolo ha hecho mucho daño a generaciones. Se enseña, individual y socialmente, que si fracasas estás perdido, no eres inteligente, eres un inútil, y de ese golpe a la autoestima muchos ya no se reponen para toda su vida.

Cuidado también con la constante necesidad de aprobación, que sin duda tiene orígenes psicológicos complejos, pero no hay que desanimarse, hay que buscar respuestas para solucionar esa conducta que puede resultar tan limitante. Nada que el amor propio y una alta autoestima, no puedan mejorar.                                                                                                                                      

Uno debería conocer la vida de los grandes seres humanos que han existido a través de la historia y que han dejado una obra, una huella importante. Hombres y mujeres relevantes que pueden servir de ejemplo a las nuevas generaciones que brotan en cada época. Y hay que conocerlos no sólo con pequeñas pinceladas o mini biografías desangeladas, sino con recursos que proporcionen al menos un cierto grado de profundidad. De manera tal que pudieran servir de inspiración y motivación a niñas y niños. Es urgente evitar a toda costa que los niños tengan como héroes o modelos a seguir a delincuentes o a artistas furris meramente comerciales y superfluos. Será mejor que se inspiren en seres amorosos, trabajadores, comprometidos socialmente y con alta autoestima.           

 

 

Alfonso Franco Tiscareño 

Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

14 de julio del 2021


https://www.diariodequeretaro.com.mx/cultura/amor-propio-alta-autoestima-6980846.html


 

 

 

domingo, 5 de septiembre de 2021

 



Un cine antiguo Bajo el volcán

                                  “Una novela no me dará jamás la idea de una esfera; me puede dar la

                                        idea de un poliedro, de una enorme estructura.”  Julio Cortázar

 

¿Se dieron cuenta de que ya no hay cines, o están en extinción, para ver películas viejas, antiguas, que no sean de estreno? ¿Qué significa esto social, económica, cultural y simbólicamente? ¿Cuándo comenzó la decadencia de este tipo de cines? En una sociedad todo está ligado, no hay nada aislado, una cosa afecta a la otra, así que este hecho debe tener repercusión en el conjunto de la sociedad, en su modelado, en sus costumbres. Es verdad, todo está destinado a cambiar, a desaparecer, a transmutarse, pero los eventos no suceden así como así, ni pasan sin dejar una huella y una consecuencia, porque así  se construye la cultura día a día. 

Por cierto, un ejemplo muy sabroso de cómo lo cotidiano va construyendo la vida, y de cómo la literatura rescata momentos (y ese es su valor) que no volverán a ser nunca jamás se narra en la novela Bajo el volcán, de Malcolm Lowry, en el capítulo I. Ahí, Lowry nos cuenta de una tarde lluviosa en que: “La temperatura había bajado de repente. Y el cine estaba a oscuras, como si esa noche se hubiera suspendido la función… De repente estalló un trueno y las luces de la calle se apagaron … Un vendaval irrumpió en la calle, levantando en vuelo a su paso viejos periódicos y soplando en las lámparas de gasolina de las tortillerías hasta casi apagarlas: por encima del hotel, que quedaba frente al cine, se dibujó el violento garabato de un relámpago al que siguió otro trueno. El viento gemía; la mayor parte de la gente, riéndose, corría por todas partes en busca de refugio. M. Laruelle escuchaba los truenos estallando a su espalda, en las montañas. Apenas llegó a tiempo. La lluvia caía a torrentes.

Sin aliento, se guareció bajo el pórtico en la entrada del teatro que, no obstante, parecía más bien la entrada de algún lóbrego bazar o mercado. En ella se apretujaban los campesinos que llegaban con sus canastas. Ante la taquilla, vacía por el momento y con la puerta entornada, una gallina solicitaba frenéticamente que se admitiera. Por doquier la gente encendía linternas o fósforos. La camioneta con el magnavoz se alejaba en medio de la lluvia y los truenos. ‘Las manos de Orlac’, anunciaba un cartel: ‘6 y 8,30’. ‘Las manos de Orlac, con Peter Lorre’.

En la calle, las luces de los faroles volvieron a encenderse, pero las del teatro seguían apagadas. M. Laruelle buscó un cigarrillo. Las manos de Orlac … ¡Con cuánta rapidez, pensó, había hecho revivir en su mente  ese nombre los primeros días del cine en realidad, sus propios días de estudiante tardío, los días del Estudiante de Praga, y Wiene y Werner Krauss y Karl Grüne; los días de la Ufa, cuando una Alemania derrotada se ganaba el respeto del mundo culto con las películas que producía… M. Laruelle tuvo una visión completa del interior (del cine). De allí, exactamente como si la función continuase, provenía un estruendoso bullicio de niños chillones y de vendedores que pregonaban papas fritas y ‘frijoles’. Resultaba difícil de creer que tanta gente hubiera abandonado sus asientos. Sombrías siluetas de perros callejeros entraban y salían por entre las butacas.”

Un mundo del que ya no existe nada ha quedado narrado con maestría en estos párrafos de Malcolm Lowry dejando un hermoso, nostálgico y casi antropológico registro de hechos pasados que ya no serán, de una forma de vivir que ha sido borrada por el tiempo. Qué situación tan  extraordinaria se narra. Nos cuenta que indios, campesinos, clasemedieros, burguesía y vagos compartían las duras tablas de madera en las que se sentaban para ver nada menos la que ahora está considerada como la primera obra maestra del cine expresionista alemán: Las manos de Orlac. También en la Ciudad de México, antes Distrito Federal, en los llamados, a mediados del siglo veinte, cines piojito, ahí se podían ver obras maestras del calibre de Amarcord (Federico Fellini, 1973), Calígula (Tinto Brass, 1984), Les valseuses (Bertrand Blier, 1974), y otras más. Películas que muchas veces eran exhibidas como cine porno y eso atraía a personas que a final de cuentas terminaban contemplado obras del cine de arte mundial. Claro, esto no era ni lo común ni generalizado, se daba más bien en cines reconocidos como exhibidores de porno.

                                                                          *

Vaya reconstrucción de la realidad la que nos presenta este párrafo de la novela Bajo el volcán. Una buena novela nos invita a mirar el mundo, en general y el que nos rodea, con ojos atentos. Nos invita a ver detenidamente, es contraria al mundo contemporáneo que todo lo quiere rápido, rápido, rápido. Una buena novela es para degustarse poco a poco, línea a línea, entre líneas, para sumergirse en cada ventana o puerta que nos abre. Es una invitación a volver a mirar de otra manera, a contrapelo de los cánones fast track. 

Antes, quizá hasta los años 90’s del siglo XX, todavía podía la gente ir muy a gusto a un  cine de por el barrio para ver qué estaban exhibiendo. Era una diversión cercana, barata y compartida. Podías ir con los cuates, la chava, la familia, los tíos, los primos o solos. Eso se acabó, ahora pura película de estreno, las películas antiguas sólo se pueden ver en plataformas de las redes sociales, en televisión, en cd’s cada vez más en extinción, o de plano en discos piratas. Y con la desaparición de estos cines y de estas películas se fueron también, o casi desaparecieron, las costumbres que los acompañaban: familias enteras asistiendo, todos comiendo y/o llorando, vendedores de chucherías adentro de las salas, enamorados que entraban a “fajar”, solitarios que iban a ligar, gente del ambiente en busca de aventuras, desempleados ahogando sus amarguras, vagos matando el tiempo y amantes intensos del cine sea el que fuera que se estuviera proyectando

 

 

Alfonso Franco Tiscareño 

Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

8 de julio del 2021


https://www.diariodequeretaro.com.mx/cultura/un-cine-antiguo-bajo-el-volcan-6980412.html



 

 




Malcolm Lowry, una enseñanza Bajo el volcán. 

                                        ¿Cómo esperas comprender, a menos de que bebas como yo …

                                               M. L. 

Como toda novela Bajo el volcán, de Malcolm Lowry, intenta representar el complejo tejido de la realidad social humana. Tarea prácticamente imposible, pero que en menor o mayor medida, y dependiendo de la capacidad del escritor, puede dar lugar a trabajos relevantes. En donde uno de los méritos consiste en crear una atmósfera, un mundo complejo y abigarrado. A veces puede ser con muchos personajes, en otras, con los mínimos. 

Es una meta muy difícil querer representar la realidad, pero ese es el reto, además de que el artista no tiene de otra, parafraseando a Sartre, está condenado a crear, es su imperiosa necesidad. La vida lo exige, el arte es necesario  para la comprensión del ser humano en todas sus facetas, por el ser humano mismo. Su creación lo refleja, le permite entenderse, explicarse. Así que ahí va el novelista desarrollando, a veces con maestría, su intento. Cociéndolo poco a poco, cocinándolo, cosiéndolo también. 

Sí una novela no te sirve para penetrar más y más en la comprensión de la vida y su complejidad, entonces ¿para qué sirve? Y sí, la palabra es sirve, y no es darle un papel meramente utilitario a las novelas, pero es definitivo que una buena novela aporta y aporta, sin cansancio, y sin proponérselo vulgarmente. Es resultado de la recreación de la vida misma, porque ésta es multiplicidad, brota por todos lados, tal cual sucede con una buena novela.

Todo ese contexto que es presentado por los aparentemente simples hechos cotidianos, es el que da vida al texto en una constante retroalimentación entre el libro, la historia, el entorno y  el lector. Es lo complejo lo que teje lo simple, y es lo sencillo lo que cifra el entramado de la complejidad. En todo ese panorama el que gana es el lector con una mejor y más amplia comprensión del mundo tanto subjetiva como objetivamente, tanto individual como históricamente. Y no sólo esto, sino también a nivel cognitivo, psicológico e ideológico. Es por todo ello que la literatura es tan importante y juega un papel tan relevante en la construcción social y en la cultura de los pueblos. 

                                                                  *

Asombra atestiguar todo el rollote que traía consigo, a sus 38 años, Malcolm Lowry, edad en la que publicó  su novela Bajo el volcán. Mucha cultura, muchas vivencias. La novela está plagada de datos interesantes, que dan lugar a estar investigando permanentemente, ya sea para saber de qué habla, o para repasar y reafirmar lo ya conocido. Claro, esto obliga a una lectura cuidadosa, detallada y entre líneas. Una experiencia muy enriquecedora.

                                                                  *

En un artículo publicado por Hernán Lara Zavala en la revista Letras Libres se señala que “Bowker relata al inicio de Perseguido por los demonios (biografía de Lowry) cómo Malcolm decidió, desde niño y de manera inconsciente, su futura inclinación hacia el alcohol como rechazo al puritanismo y a la rigidez paternal”.

Si este dato, citado por su biógrafo, es cierto, es un testimonio muy doloroso de cuán tonto es el humano muchas veces. Hagan el favor, sólo por llevar la contra a su padre decidir hundirse en el vicio del alcohol. Qué tontería. Sí, sin duda es necesario, fundamental, independizarse de los padres, pero no a partir de una independencia mal entendida.  Llevarle la contra al papá para hundirse en los vicios, transitar por la vía de la autodestrucción, es un camino muy equivocado que sólo provoca desgracias y dolor para todos los involucrados. Claro, aquí, a nivel hipotético, entra el dilema un tanto egoísta: si Malcolm Lowry no hubiera sido alcohólico no hubiera producido esta obra maestra de la literatura mundial. Pero, quién lo sabe, quién puede responder a ciencia cierta. Nadie, sólo es una especulación entre barata y necesaria, son preguntas inevitables. De alguna manera Georges Bataille, entre otros, ya abordó el tema en su libro La literatura y el mal. La complejidad de la vida humana da para muchas historias y obras de arte. La vida es lo que es, así de sencillo y de complejo. En la dialéctica entre el bien y el mal surgen las síntesis, las enseñanzas para la comprensión, los elementos para actuar en ella. También ya lo señaló Paul Ricoeur en su célebre texto La vida: un relato en busca de narrador, en donde el autor apunta que “De este doble análisis resulta que la ficción, principalmente la ficción narrativa, es una dimensión irreducible de la comprensión de sí. Si es cierto que la ficción sólo se completa en la vida y que la vida sólo se comprende a través de las historias que contamos sobre ella, entonces, podemos decir que una vida examinada, en el sentido de la palabra que tomamos prestada al principio a Sócrates, es una vida narrada.”

No conozco las particularidades de la relación de Malcolm Lowry con su padre, pero hablando en términos muy generales podemos decir lo que muchos libros de sabiduría han señalado: que la soberbia y la necedad producen desastres, que la humildad y la obediencia son un mejor camino. La independencia del padre es justa y necesaria, pero debería venir de la mano del cariño, del respeto, del agradecimiento, de la admiración, del amor. No sé exactamente en el caso de Lowry, pero en muchos otros casos las adicciones de los hijos, se gestan en el seno de la familia, es decir, los padres tienen una responsabilidad en ello. Sin embargo, lo ideal sería que al llegar a un período de cierta madurez, los hijos violentados física o psicológicamente pudieran visualizar con claridad que a pesar del origen de sus vicios, es posible liberarse de éstos por medio de la conciencia, de cómo interpreten esos hechos dolorosos. En lugar de una venganza contra el padre, la madre, o contra ambos, podríamos intentar una reacción asertiva, consciente, liberadora, madura.  Desafortunadamente, Lowry decidió hundirse en la adicción al alcohol arrastrando a muchos con él.

 

 

Alfonso Franco Tiscareño 

Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

30 de junio del 2021


https://www.diariodequeretaro.com.mx/cultura/malcom-lowry-una-ensenanza-bajo-el-volcan-6927607.html


 

 

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