El Samurái y la luna
“Por breve tiempo
sobre las flores queda:
radiante la luna”
Batsuo Bashõ
¿Qué hago en este barco tan grande y extraño? Sin duda no pertenece a los que manejamos nosotros. No puedo ver muy bien, pero a momentos distingo muchos tubos y paredes como de acero por todos lados. Hasta el piso es de un material que no conozco, no es de madera. El cielo está un tanto nublado. Corren muchas nubes en esta noche lúgubre, ¿o estaré en el lugar de la oscuridad eterna, en el yomi, la tenebrosa tierra de los muertos? Pasan las nubes frente a la luna llena y tapan casi totalmente la luz blanca y taciturna que nos envuelve: pasan las nubes y esa luz pálida, pero suficiente, vuelve a permitir ver aceptablemente el entorno.
No sé porqué estoy aquí en este barco, sentado en medio de la cubierta principal. No sé si estoy preso o si mis compañeros cayeron y fueron vencidos, no sé si soy un rehén. Estoy totalmente solo, o eso parece. No hay ruidos, mas que el del suave bamboleo del mar. No sé si estoy vivo o muerto, si estoy soñando o estoy despierto. Las sensaciones son muy vívidas, pero a veces así pasa en los sueños y uno cree que está despierto.
No sé si es sólo en mi cabeza, pero me parece escuchar también, muy a lo lejos, una suave y sutil melodía proveniente de un cántico , o silbido, que viene de ultramar, de muy lejos. Quizá provenga de esos seres míticos que habitan en los mares, como los descendientes de Susanoo, la encarnación del viento y la tormenta, o serán kamis, los espíritu originales de nuestras tradiciones Shinto. El caso es escucho como un canto o una flauta, algo así. La tonada tiene algo de marcial, pero a la vez es una bella y suave melodía. Contrasta mucho con mi entorno, aquí sólo veo tubos, cadenas, amarres y mecanismos extraños que no conozco, que nunca había visto.
Estoy sentado en un como tablón, aunque no sé de qué está hecho. Ahora me he levantado, a pesar de mis aditamentos y de que me siento un poco magullado, he caminado un poco para observar qué hay. Me pareció oír un ruido.
Ah, esa lejana música, llena de melancolía, qué sublime se escucha, ¿qué es, una voz humana, un ave, un instrumento, o acaso los ningyo, peces humanos, que me traen un mensaje?
Cuando pasa la nube la luz se hace más intensa, se forman sombras de todos los tubos y fierros que componen esta nave. Debe ser poderosa, ¿qué tamaño tendrá, por qué no hay nadie, está abandonada, soy prisionero de alguien? , pero no estoy amarrado. A ver, qué es lo último que recuerdo….mmmm…sí ….hombres diferentes a mí, fuertes, con el pecho desnudo y el cabello rubio y amarrado…no recuerdo más …
Mi traje está desgastado por todos lados, creo que vengo de librar una gran batalla, mi piel está manchada por las huellas del combate, de lodo, sangre, costras. Esas es mi marca personal, pero me han dado de beber las aguas del río del olvido y no puedo recordar nada, ni siquiera estoy en un estado de no-mente, sino en algo parecido a una reencarnación. Quizá toda esta experiencia tan sólo sea una ilusión, ya que el vacío es lo único verdadero.
Esas nubes hacen más misterioso el momento, forman gamas de blancos y grises intensos, con caprichosas formas, que sólo he visto en las pinturas de nuestros mejores artistas, como Sesshu Toyo. También hay niebla que pronto se marcha y luego reaparece. Niebla que provoca más inquietud en mí porque cuando se carga, no sé si manos desconocidas me asestarán el golpe definitivo sin que pueda hacer nada.
Fui entrenado como guerrero prácticamente desde mi infancia, no sé lo que es el miedo, mi filosofía consiste en estar muerto desde antes, imaginarme y considerarme así a diario. Soy de origen campesino, fui criado en la disciplina, el rigor, la ética, la tradición, el servicio, el respeto a mis mayores. Así que esta situación no me produce espanto, sino intriga, incertidumbre. No sé exactamente qué es lo que sucede. Los maestros de Bushido nos han enseñado que hemos de aceptar todo, la vida y la muerte, el aquí y el ahora, no hay más, sólo el presente. Así que en este instante no tengo más que lo que veo enfrente, esté vivo o muerto, soñando o despierto, libre o en cautiverio. Me colocaré el Hachimaki, mi cinta en la frente, y esperaré en silencio y calma absoluta cualquier cosa que pase, no me rebajaré a una posición indigna de mi linaje, pero …
Sssshhhh, silencio, creo que escuche otra vez un ruido. ¿Andará alguien por ahí, otro hombre, un animal? Fue sólo un sonido, ya no continuó, creo que estoy solo aquí. Esperaré a ver qué pasa. Mientras, meditaré en las enseñanzas de mis antepasados, meditaré en mi senda de guerrero, y tomaré la decisión que haya que tomar en el momento exacto.
No sé qué sucede, pero aunque este barco desapareciera, se hundiera o partiera, me quedaré tranquilo, impasible, dispuesto a lo que sea, a lo que venga, mis pies echarán raíces capaces de atravesar el suelo, la cubierta, el agua de los mares. No perderé mi ecuanimidad ni mi fiereza. Esos hombres blancos, a los que recuerdo como en un sueño, quizá anuncian los cambios por venir, pero nunca lograrán que olvide mi origen. La noche podrá ser muy oscura, la luna podrá apagarse y encenderse, estás máquinas desconocidas podrán atacarme, pero en mi mente y en mi corazón la voz del Bushido me acompañará sin egoísmos, sin ambiciones vacuas, tan sólo con la palabra guardada en la recámara secreta. Sólo responderé cuando me lo indique mi corazón.
Creo percibir que esta nave se está hundiendo muy lentamente, casi de manera imperceptible. Después de una larga noche, y en medio de este mar tan negro que parece espejo, ya asoma el resplandor de el sol naciente. Nuestros nervios no se inmutaron ante la oscuridad, el silencio, la soledad, el miedo, la incertidumbre, los ruidos y las voces extrañas. Y aquí acompañado de mi espada -compañera fiel y sublime-, mi espejo y mi arco, mi espíritu se fortalece. Una oración shinto me acompaña. Gracias a la luna, al sol, al mar, a la noche. Enfrentado a la muerte, sin karma, sin destino, con gran respeto a los mitos que nos han fundado asumo mi destino.
Alfonso Franco Tiscareño
1 junio 2017
Para el Suplemento Barroco, del Diario de Querétaro
https://www.diariodequeretaro.com.mx/barroco/el-samurai-y-la-luna/
https://www.diariodequeretaro.com.mx/barroco/el-samurai-y-la-luna/