miércoles, 9 de diciembre de 2020

Clarice Lispector, 100 años

 Clarice Lispector, cien años.

Una mujer sensible, que observa, que recuerda, que mira desde la inteligencia, una mujer que escribe, que no deja escapar nada, que documenta para indagar y entender la vida. Una mujer que bucea en su infancia para encontrar los tesoros que vivió. El pasado se vuelve presente y alimenta el futuro. No es exagerado señalar que se trata de tesoros, de joyas. 

Clarice Lispector dejó constancia en su textos de ser consciente de que los sucesos, las aventuras, no se repiten de la misma manera nunca más, de que cada momento es único, irrepetible. Lo señala no sin cierta melancolía y tristeza. 

La familia es una  veta inagotable en la que Lispector abreva y abreva constantemente, y donde casi siempre encuentra motivos de alegría y enriquecimiento. Alegría que tanto necesitaba para restañar las penas tan dolorosas de su origen y su pasado. Sus textos reflejan su intenso mundo emocional, su pasión por la vida. Se apropia del mundo, de las cosas, las hace suyas para revertirlas transformadas, iluminadas, para su lectores. La suya es una literatura para despertar, para abrir los ojos a lo cotidiano, para que nos demos cuenta de que hemos vivido momentos felices y podemos más. Es una escritura vitalista.

Los relatos que conforman el libro Aprendiendo a vivir, editado por Siruela, nos revelan a una Clarice Lispector que redescubre el mundo en cada texto. Vaya este pequeño apunte para celebrar a la enorme escritora brasileña por el centenario de su nacimiento en este 2020. 

Al día siguiente de llegar al mundo la familia de Clarice tuvo que huir de su ciudad natal en Chetchelnik, Ucrania, debido a las persecuciones contra los judíos instauradas por el Imperio ruso. Primero huyeron hacia lo que ahora es Moldavia y Rumanía, y luego hacia Brasil, donde Chaya pasó a llamarse Clarice. Como en todo proceso dialéctico ese intenso aprecio por lo cotidiano, por la vida, que aparece en la literatura de Lispector, provenía del enorme sufrimiento que desde niña padeció por la enfermedad de su madre, entre otras desgracias. La señora Mania Krimgol, madre de Clarice, había sufrido mucho, fue violada por unos soldados rusos y contagiada de sífilis. Por aquellos lugares se creía que una mujer contagiada de este terrible mal podría aliviarse si se embarazaba, y así fue como Mania decidió concebir lo que dio como resultado que naciera Chaya (Clarice). La madre no se alivió de la sífilis, pero la niña siguió creyendo que portándose bien ayudaría a que su mamá se aliviara. No fue así, y Clarice quedó marcada con un sentimiento de culpa por no haber podido ayudar a la recuperación de su madre.

Escritora de estilo inclasificable, aunque algunos la ubican en la tercera fase del modernismo, Clarice padeció desde su infancia la violencia racista que desde siempre ha azotado al mundo. Su abuelo fue asesinado durante los pogromos (matanzas de judíos), su madre fue violada y su padre tuvo que huir de su país de origen para convertirse en un exiliado.Aunque ella misma ha declarado que no escribía para agradar a nadie, esto es de dudarse. Quizá no para agradar, pero sí hay un afán de compartir sus hallazgos llevados al papel, y en ese sentido un deseo de ser leída, y por ende, de agradar. “Escribo como si fuese a salvar la vida de alguien. Probablemente mi propia vida”, señaló en su último libro Un soplo de vida.

Mujer de pocas palabras no era dada a entrevistas.  Se le ha clasificado como una escritora mística y hermética, a la que es necesario leer más de una vez para irla comprendiendo.

Que odiara las entrevistas y escribiera algunas de las novelas más cercanas a la poesía (y por tanto a la filosofía) del siglo XX no significa que no buscara otros modos de crear puentes de comunicación con sus lectores.” 

Clarice ha dicho que el apellido Lispector quizá quiera decir “flor de lis en el pecho”. Ella es una hermosa flor de la literatura, pétalos  en cada palabra. La flor de lis “simboliza el árbol de la vida, la perfección, la luz, la resurrección y la gracia del dios que ilumina”. La obra literaria de Lispector puede relacionarse con estos atributos. Su trabajo ha ido valorándose cada día más con el paso del tiempo, un trabajo que literariamente busca la perfección, aporta luz a la vida cotidiana, permite la resurrección del alma al encontrar los recuerdos que hacen volver a florecer la vida. Y aunque la literatura difícilmente puede cambiar el rumbo de la vida, “La gente está queriendo florecer de un modo u otro”, dice la escritora. 

Qué es una flor, sino sol encarnado. Heráclito, Demócrito y otros filósofos tenían razón, todo está formado a partir de los elementos fundamentales: el fuego, el aire, el agua, la tierra, y el éter. Qué es una flor sino la combinación exacta de estos elementos fundacionales. Lispector es una flor nacida en el terreno a veces árido de la vida, ella es poesía convertida en prosa, y es prosa perfumada de poesía. Clarice Lispector es la flor de lis de los alquimistas, la que sólo merecen los creadores, los que han llegado a rozar siquiera la piedra filosofal. Es la flor de lis atípica que crece en la ladera o en el risco más empinado de la montaña. Es la flor de lis que crece en las fracturas de la banqueta entre las calles de la vida, es la flor que no es tan fácilmente accesible sino para aquellos que están dispuestos a pagar el precio de la calma y la pasión conjugadas a un tiempo. Es la flor inclasificable en género y especie. Es la esencia del perfume llamado vida, con todas sus contradicciones. Es la flor que huye protegida bajo el manto de la noche más siniestra ensangrentada por las matanzas de los pogromos contra los judíos. Es la flor de lis que escribe para dejar a la vista de todos que la intolerancia y el racismo jamás podrán contra la poesía. Es la luz de la sacerdotisa del tarot, el lado femenino del árbol de la vida cabalístico gritando a los cuatro vientos que no hay vida posible sin las mujeres. Sus letras son los pétalos de la flor que germina y crece protegida por la noche oscura, que lo mismo engendra poetas que monstruos.

 

 

 

Alfonso Franco Tiscareño 

Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

2 de diciembre del 2020


https://www.diariodequeretaro.com.mx/cultura/clarice-lispector-100-anos-6113613.html


 

domingo, 27 de septiembre de 2020

Topor I

 Topor

        

                  I

Sí, debe ser la canícula,

esa de la que hablaban Green y Rulfo,

esa que se siente de norte a sur

y de este a oeste,  en todo el país.

Por eso los cuerpos se  pudren más rápido, 

quizá a eso le apuesten cuando les conviene, 

o quizá no importa.

¡ Cuánta arena ardiendo,

cuánto esqueleto regado, 

cuántos espejismos en el horizonte,

cuánta ilusión de que en el fondo

aparezca un Salvador,

alguien que detenga estas masacres..!

pero no pasa nada, ese día parece no llegar.

 

 

El dolor está sembrado por doquier.

Los hijos que preguntan por sus papás

apenas saben hablar,

las niñas comienzan a dar sus primeros pasos

antes de correr el riesgo de ser robadas.

Un par de imbéciles sonríen

mientras echan diez pesos en la sinfonola,

una música vulgar y amenazante 

comienza a escucharse.

El polvo se levanta  generando brumas sofocantes,

los animales del desierto huyen espantados,

las bocas de fuego amenazan  apuntando

para todos lados, 

¿Quién puede sonreír,  quién puede guardar

esperanzas,  quién quiere jalarle el gatillo

a la tristeza  para terminar

de una vez con todo?

 

 

Exacto,  debe ser la calor, debe ser

esa nublazón interna que todo lo ciega,

¿ será el pasado, será  la constelación

del Centauro dando coces? 

¿Será el llanto de los niños y de las viudas,

será el llanto de las madres que nunca

educaron a sus hijos?

 

 

 

 

 

 

 

Alfonso Franco Tiscareño 

Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

16 de septiembre del 2020

https://www.diariodequeretaro.com.mx/cultura/topor-5792623.html


jueves, 17 de septiembre de 2020

Viajes alrededor del Go 2/2

 Viajes alrededor del Go    II  (último)

En el mundo en que nos movemos puede parecer un loco  aquel que no  quiera ganar ganar y ganar en lo que sea, pero no necesariamente lo es.   Me suscribí a una página de juegos y  elegí el nombre de Wu wei pensando más que nada en aprender los secretos que guardan tanto el ajedrez como el Go. Y por supuesto que quería ganar unos juegos, pero me hizo sentir bien reconocer que no se trataba sólo de ganar, sino sobre todo de aprender, divertirse, fluir, no forzar, y esa condición puede aplicarse a todos los aspectos de la vida. Actuar sin obligarWu wei, la no acción , no significa asumir una actitud pasiva, sino una actitud aparentemente contradictoria de actuar sin actuar, sin apego a los resultados . Pero no hay recetas infalibles ni garantía de nada.    

Wu wei no es un concepto fácil para nadie, mucho menos para los occidentales. Sin embargo, lo poco que pueda uno captar ya es ganancia. Actuar sin actuar. Quizá lo entendamos mejor  retomando al personaje Juan Matus creado por el  antropólogo Carlos Castaneda: elegir siempre  un camino con corazón, es decir, si produces un bien a otro, ese es un buen camino, si no dañas, si no molestas, si no robas, ese es un buen camino. Que se abran las puertas de la percepción y del conocimiento, con humildad y reverencia. 

Este tipo de viajes con un libro implican rupturas con los esquemas que uno guarda. Un buen texto y una buena lecturaobligan a romper con los machotes de pensamiento cerrados e inamovibles. Un buen libro sacude esas estructuras, y eso es lo que permite el enriquecimiento. Hay que  abrirse a nuevas ideas, nuevos conceptos, nuevas formas de comprender la realidad que se verán reflejadas en el accionar de cada uno.  Hay que encontrar esas propuestas que son diferentes y explorarlas con gusto y apertura. Los libros sólo existen por y para los lectores, y el escritor se enriquece siempre de los puntos de vista de estos. Hay escritores, aún los profanos, que no permiten  ni aceptan la más mínima crítica. Allá ellos, caerán en un soliloquio redundante que les impedirá por siempre enriquecer sus letras. 

El maestro de Go nos muestra un hombre enviciado con su juego, tan embebido que no tiene tiempo para atenderse él mismo. Come malmientras juega vive bajo permanente estrés, descuida su salud, no practica ejercicio,  no se anima a caminar siquiera. Esto nos  muestra que no basta con ser un artífice de un juego o de cualquier otra cosa, la vida exige totalidad, hay que atender todos los frentes sin descuidar ninguno, porque de no hacerlo se pagarán precios muy caros, como los pagó el maestro de Go Shusai Honnimbō.

En esto de perder y ganar siempre habrá mucho que reflexionar, porque ¿quién quiere ser permanentemente un perdedor?El Wu wei no se trata  de eso, sino de sacar de la aparente derrota grandes enseñanzasEs en ese sentido, y sólo en ese, esque se puede considerar la derrota como una ganancia. En el capítulo 13 de El Maestro de Go, Yasunari Kawabata nos narra el caso de Sekiné, Maestro de shōgi (un juego japonés), “que era más feliz cuando perdía”. El texto no nos cuenta más acerca de en qué sentido este hombre era más feliz al perder. Suponemos que era en el sentido antes dicho de que cada partida perdida implica enseñanzas, lo cual es una forma de ganar.  Guías,  tips, reflexiones que nos indican con claridad  en dónde hay que aplicarse,  trabajar,  poner más atención.

Un país que apunta a ser una verdadera potencia del siglo XXI y que tiene una estrategia para ello, es  China, que con su plan para el 2025  pretende ser vanguardia, sobre todo en los aspectos tecnológicos digitales, es decir, en inteligencia artificial, automatización y autosuficiencia tecnológica. Y alguien puede pensar que es una cuestión pequeña, pero una parte fundamental del desarrollo de niños y jóvenes, que serán los encargados de llevar a cabo el cambio, es la promoción y enseñanza del Go. ¿Una pieza fundamental? Sí, porque este juego ayuda a estimular la mente y a aumentar la capacidad de razonamiento, que son requisitos básicos para la innovación, la investigación y el desarrollo. Hace más de 2000 años en la cultura china era una exigencia que todo habitante dominara cuatro elementos: la pintura, el  guqin (instrumento de cuerda), la caligrafía y el Go, porque entre los beneficios que proporciona jugar Go están: 1. favorece la capacidad de atención y concentración; 2. contribuye al desarrollo de habilidades creativas y lógicas de razonamiento; 3. refuerza la autoestima; 4. ayuda a madurar en el plano de las relaciones sociales.  Por eso en China lo están jugando con tal fuerza que se dice que el Go vive actualmente una época de oro. Aquí cabe preguntarse ¿y en México que esté pasando con la mayoría de nuestros jóvenes? Hay excepciones, pero la gran mayoría de están abandonados a su suerte, expuestos a enormes peligros, violencia, drogas, delincuencia, ignorancia, música nefasta. Tristemente, con claridad puede verse hacia a dónde apunta una nación que toma estos rumbos. No es con dádivas monetarias y manipulación como se va a sacar adelante a los jóvenes en México,  sino con un apoyo real, trabajo, infraestructura, educación de calidad. Es necesario incorporarlos a la ciencia, la investigación, la tecnología, y, por supuesto,  al  deporte,  la cultura, las artes y la tecnología. El problema que México enfrenta es verdaderamente grave, y todo continúa como si nada. Esa actitud ya se está pagando con la crisis que atestiguamos a diario, y se pagará un precio mucho más alto en el futuro si no se toman medidas inmediatas. 

Quizá a nosotros nos parezca insólito que un proyecto de nación, como el de China, integre entre sus elementos un juego de mesa. No debería serlo. Resulta más insólito y nefasto que en México los jóvenes estén descuidados y abandonados. Es hora de que la sociedad civil tome las riendas y atienda a sus hijas e hijos por su cuenta, proporcionándoles aquello de lo que carezcan. Educación, trabajo, salud, diversión y cariño… y porqué no, aprender a jugar Go, también. 

Alfonso Franco Tiscareño 

Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

9 de septiembre del 2020


 https://www.diariodequeretaro.com.mx/cultura/viajes-alrededor-del-go-parte-2-de-2-5758259.html

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Viajes alrededor del Go I

Viajes alrededor del Go   I



                                                                                            A Rosario Vela

Leer es viajar de muchas formas,  a miles de lugares posibles, y donde se abre una puerta, se abren otras tantas. Leer es una aventura interminable. Un ejemplo, la relectura del libro El maestro de Go que me está llevando por una serie de caminos a cual más maravillosos que deseo compartir. Este libro es una crónica, una obra del escritor japonés YasunariKawabata que narra la historia de un gran maestro de ese juego chino llamado Go, en donde el jugador Shusai Honninbō -ya grande y enfermo- se dispone a celebrar su última partida, su despedida. Este evento es reseñado por los periódicos de su tiempo, y Kawabata es el enviado del periódico japonés Tokyo Nichinichi Shinbun. En esta obra, Kawabata desarrolla una alegoría acerca de la vida, la muerte, y todo lo que implican con sus placeres y sinsabores. Esto ocurre en el año de 1938. En esta última partida entre el maestro de Go y su joven retador se enfrentan lo viejo y lo nuevo, la modernidad y lo tradicional, el pasado y el presente, pero no sólo eso, la lucha entre estos dos jugadores deja ver los diferentes tipos de temperamentos existentes entre los humanos, y cómo es verdaderamente irracional que alguien pretenda poseer la verdad absoluta respecto de una forma de actuar o un tema. En estos dos jugadores podemos ver las diferencias de procedimiento y también atestiguar que todas son válidas dependiendo de la persona, lugar y circunstancias. Eso nos debería llevar a recapacitar y a evaluar los puntos de vista ajenos a los nuestros, ya que todos son parte de una totalidad que permite conformar una visión más amplia de la vida. A unos les gusta la noche a otros el día, ninguno está equivocado, ambos tienes razón y sus verdades se complementan.    

El tiempo no se detiene nunca, todo se va transformando permanentemente sin posibilidad de evitarlo, lo que hoy es, mañana no será.  Algunos han utilizado la metáfora del polvo del tiempo que barre con todo y no deja nada de pie, salvo quizá la obra de los grandes artistas, o de los transformadores sociales. Es poco lo que queda de la vida de los seres humanos, la mayor parte son olvidados y borrados de la historia. De ahí la importancia de vivir plenamente, a conciencia y con maestría, porque aunque no se deje huella permanente, cuando menos se tendrá la dicha de haber disfrutado, en tu nivel y circunstancia, lo vivido.Y habría que agregar a esto, la satisfacción enorme que proporciona servir a los demás, preocuparse por ellos, no molestar, no causar tristezas, penas, desdichas, y mucho menos dañar ni psicológica ni físicamente a nadie. 

Son parte de las reflexiones que me provoca la lectura de El maestro de Go, pero el viaje apenas comienza. En realidad, si uno se propusiera narrar todo lo que viene a la mente, sería una labor interminable. De hecho, hay escritores que lo han intentado, sentarse en un lugar y hacer una precisa descripción de todo lo que acontece frente a ellos. Es un ejercicio agotador,  la realidad es compleja y está compuesta de hilos tan delgados, tan diversos, entretejidos de maneras tan entreveradas que... Sin embargo, vale la pena el intento porque mínimo toma uno conciencia, se descubre lo simple y lo complejo, y cada evento de la vida puede resultar muy enriquecedor. Entre los escritores que han intentado describir minuciosamente lo que ven frente  a ellos está George Perec, uno de los autores franceses más importantes de la segunda mitad del siglo XX, en quien valdría la pena detenerse y leerlo. 

Así,  en este libro de El  maestro de Go al empezar a leerlo con calma y atención, a conciencia, empiezan a aflorar pensamientos, dudas, preguntas, respecto al juego. ¿Cuál es su origen? ¿Desde cuándo existe? Entonces, detengo la lectura, y me dirijo hacia una página web para que me ilustre y conteste mis preguntas. Y el que busca encuentra. El Go es muy antiguo, se originó en China hace más de 4000 años. Es un juego abstracto, de posiciones, y los que saben dicen que, a pesar de su aparente sencillez, es altamente complejo. 

En todo el caos de un viaje literario como el aquí planteado subyace la búsqueda del orden que existe en todos los elementos que conforman el mundo. Se requiere de un mago que domine el caos, así que si te paras enfrente, aparentemente todo es un desorden, pero no es así, hay un hilo conductor en cada situación, en cada evento, y hay que descubrir cuál es ese hilo. Y como lo señalan las teorías del juego, cada situación tiene sus propias reglas. En el caso de este artículo, el hilo conductor es el libro de El maestro de Go, de Kawabata, y a partir de él, por más disparatadas que puedan parecer las situaciones presentadas, todas obedecen a esa guía, todas tienen que ver con el Go.

Por eso cité a George Perec, porque es un escritor que hurgó en lo cotidiano, en los diario, en lo que pasa desapercibido, y en el caso de este escrito, en donde estoy hurgando entre los pensamientos, hay una circunstancia parecida. El maestro de Go que se retira, Shusai Honninbō, del que habla Kawabata, entregó su vida completa a este juego dándole un carácter  ritual,  y a partir de él, articuló toda su vida.  Una de los planteamientos más relevantes aparece en el capítulo 10, donde Kawabata narra que un jugador llamado Onoda mientras esperaba su jugada se sentaba con los ojos cerrados y  se liberaba del deseo de ganar.  Ese acto me llamó mucho la atención ya que uno siempre quiere ganar en lo que sea, ¿quién quiere perder? Curiosamente, aunque dicen que no hay coincidencias, para entender un poco más lo que estaba leyendo, me metí a jugar Go en internet aprovechando ese tipo de facilidades que ofrecen las tecnologías de información,  en donde uno puede jugar con otros a la hora y el día que uno quiera. Me metí pues a una página y me inscribí para jugar. Debía elegir un sobrenombre, elegí Wu wei,  la no acción. Esto lo hice antes de llegar al capítulo 10 que he mencionado más arriba, parte de lo interesante de la coincidencia en cuestión  -a las que según Carl  Jung hay que seguirles la pista-, era que había elegido la no acción, que era algo parecido a lo que Onoda proponía.      

 

 

 

Alfonso Franco Tiscareño 

Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

2 de septiembre del 2020


https://www.diariodequeretaro.com.mx/cultura/viajes-alrededor-del-go-parte-1-5733564.html


 

 

 

 

 

 

                           

jueves, 3 de septiembre de 2020

Becerrillo, el perro asesino

 Becerrillo, el perro asesino

No puedo, no alcanzo a concebir todo el dolor que deben haber sufrido nuestros antepasados, nuestros heroicos guerreros y sabios de los pueblos originarios bajo la barbarie de la denominada “conquista de América”. Tampoco concibo como alguien puede justificar las masacres, torturas y expoliación que se vivieron en estos periodos de invasión de unos pueblos a otros.            

Se dice que los españoles del siglo XVI venían disque a conquistar  y a traer civilización y religión a este continente, en particular a lo que ahora es México, pero aquí ya existían pueblos ampliamente desarrollados, creadores de arte, filosofía, arquitectura, astronomía, pintura, escultura, teatro, mitología, etc. Y uno de los temas que causa más dolor es pensar en el sufrimiento de nuestra gente cuando estos malvados conquistadores utilizaban perros de presa en su guerra para atacar a los indígenas, perros entrenados para matar, asesinar, descuartizar. Perros degenerados, enfermos. Un triste ejemplo fue un can de la la raza alano español llamado Becerrillo”, un animal entrenado para matar y perseguir sin compasión a los indios en la isla de San Juan. Miserable huella de su paso en la Tierra la de estos conquistadores, y miserable huella la de estos perros entrenados para el crimen. Ese perro llamado Becerrillo vivió hasta que afortunadamente la flecha envenenada de un valiente guerrero lo mató. Y así se hizo justicia al desaparecer esa bestia del mal.

El alano es un perro hermoso, fuerte, de gran tamaño y peso, inteligente como pocos, hábil cazador, pero, desde su origen, tristemente entrenado para someter a otros animales, y posteriormente utilizado como perro de presa contra los humanos como en el caso de la conquista española. El animal humano resulta muchas veces más animal que los animales, porque estos matan para sobrevivir, para comer, no matan por matar. En cambio muchos animales humanos matan por el placer de matar, para someter, dominar, atemorizar, robar, poseer lo que no es suyo. Cuando la inteligencia humana es utilizada para la maldad pareciera no tener límites.

El perro alano español es muy antiguo resultado de la cruza de varias razas. Se cree que proviene del antiguo perro llamado alaunt que fue utilizado por los alanos para la guerra y para manejar ganado vacuno, toros y jabalíes. Los alanos extendieron por toda Europa a estos perros allá por el siglo IV,  y fueron llevados a la península ibérica y al norte de África por los vándalos en el siglo V. Aunque su origen pudiera ser aún más remoto. 

Es añeja la utilización de perros en las guerras  como instrumento para matar e infundir terror. El miedo como recurso para debilitar al enemigo. Estos perros eran utilizados en la conquista para debilitar a los guerreros nativos infundiéndoles miedo ante una bestia salvaje y loca que los atacaba y destazaba sin control alguno. El terror como recurso, el miedo psicológico que de antemano paraliza, debilita y desmoraliza.

El fraile Bernardino de Sahagún refiere testimonios de indios atacados por «perros enormes, con orejas cortadas, ojos de fiera de color amarillo inyectados en sangre, enormes bocas, lenguas colgantes y dientes en forma de cuchillos, salvajes como el demonio y manchados como los jaguares».3​ La descripción tiene un inevitable tono de admiración y temor; no olvidemos que en la época precolombina (antes del arribo de los conquistadores) los indios poseían perros de pequeña talla y cuerpo menudo. De esta suerte, los indígenas denominaron a los canes de los españoles una «diabólica invención». 

Todo aquello ya pasó, afortunadamente, y cinco siglos después, aunque muchos piensen que no sirve para nada, levanto una oración, un pensamiento, una buena vibra, dedicada a aquellos que perecieron bajo las fauces de estos animales envilecidos por los soldados españoles. Levanto una oración por aquellos que quedaron heridos, mutilados, por los que vivieron aterrorizados, y por los hombres y mujeres que fallecieron atacados por estas bestias, representantes de un mal mayor:  los soldados que participaron en esa conquista criminal. Esto no se trata de guardar rencores contra el actual pueblo español, ni odiarlos o despreciarlos. Al contrario, mi admiración por la cultura española es grande, y, aparte, asumo en su totalidad el legado de esa conquista sanguinaria, y la posterior fusión de los dos pueblos,  y de lo que ahora somos como nación, como México. Sin embargo, la memoria histórica nos sirve para evitar que  se cometan los mismos errores y barbaries. 

Hoy traigo a colación la historia de este perro, “Becerrillo”, y de otros perros que lo acompañaron. Una historia nefasta, llena de crueldad. La traigo para que las generaciones presentes y las que siguen nunca olviden el dolor infinito de nuestro pueblo, de nuestros antepasados, para que el terror y las heridas dejadas en sus cuerpos no se olviden ni tampoco la muerte de los valientes guerreros que cayeron bajo los ataques de estos animales enfermos. Levanto una oración, una buena vibra, un buen recuerdo, una ofrenda por nuestra gente para que su recuerdo, su valor, su arrojo y su dolor nos alimenten y nos fortalezcan hoy para enfrentar las batallas de este tiempo.

No, no tengamos dudas de que entre la especie humana hay todo tipo de seres. Qué bueno que existen personas buenas, honestas, trabajadoras, pero no seamos ingenuos, es un hecho, y la historia lo demuestra, que también existen personas deshonestas, mentirosas, traidoras, desleales y criminales. Gente que en aras de supuestos grandes ideales puede atacar, matar, imponer dictaduras, reprimir, perseguir, robar, manipular, mentir, justificando sus actos en nombre de Dios, de la patria o de supuestas grandes transformaciones. Las conquistas en todo el mundo están llenas de estos actos viles que muestran que a muchos seres humanos les ha faltado bastante desarrollo de su ser.

Aaah, por eso amo a mi perro criollo llamado  “Pulgoso”, que ha sido educado para el bien, que no se le azuza para atacar a nadie, perro fiel y benévolo. Nada contra la esencia de su ser, sino fuerza, carácter, fineza y educación reflejada en su conducta para acompañar a los humanos.

 

 

Alfonso Franco Tiscareño 

Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

26 de agosto del 2020

https://www.diariodequeretaro.com.mx/cultura/becerrillo-el-perro-asesino-5691022.html

miércoles, 12 de agosto de 2020

Vampiros energéticos II

Vampiros energéticos II (último)

                     “Y luego me despedí de la luz del sol y me preparé para convertirme en lo que soy.”

                                                                Louis de Pointe du Lac. Entrevista con el vampiro

El género de los vampiros da para desarrollarse en cualquier formato y en las locuras más extrañas e inverosímiles, y para ejemplos ahí están La danza de los vampiros (comedia),  Nosferatu (drama), Drácula (tragedia), Vampiros (western), Vampi (cómic futurista),  Vamp (telenovela), Vampiros en la Habana (cine animado), Una chica regresa sola a casa de noche (exóticos), Las Vampiras (vampirismo lésbico), Ernesto el vampiro (cortos animados para la televisión ),Chiquidrácula (personaje cómico mexicano), El abuelo (de la serie televisiva Los Monster), el vampiro clásico del actor Germán Robles o el de Christopher Lee, y da hasta para comedia musical y un largo etcétera. Y, por supuesto, los vampiros han llegado ya a las plataformas de streaming con series como V Wars y otras. 

El tema de los vampiros nos cala profundamente porque no sabemos nada de lo que sigue después de la vida -si es que sigue-. El interés en estos seres míticos viene también de los miedos ancestrales a la oscuridad que en los primeros seres humanos fue algo muy difícil de soportar, tanto por la amenaza permanente de los depredadores como por el ataque de los enemigos en donde la vida estaba en juego. Ante la cuestión de la muerte nadie tiene respuestas comprobables, a la humanidad sólo le ha quedado la especulación y la desesperación, la angustia y la incertidumbre. Ante ello, ha creado la cultura, los ritos y los mitos, entre ellos el  del vampiro. Mitos que son reflejos y proyecciones de los deseos, miedos y frustraciones humanas.

Sólo el fuego los destruye. Fuego del sol o fuego de una hoguera. Fuego purificador como el del infierno, adonde van los que cometen los pecados más graves para quemarse sin esperanza alguna. Fuego vivificador, pero también doloroso, como el del purgatorio. O un fuego sabio, como el del abuelo fuego que sacó a los seres humanos de las cavernas oscuras para darles luz y calor en las noches de frío y de miedo. Sólo el fuego puede destruir a los vampiros. Como puede verse, los vampiros son la proyección de las vivencias de los seres humanos. Vampiros que pueden amar, tener remordimientos, sentir dolor, tristeza, que no pueden olvidar que fueron humanos, que sienten una inefable soledad y agonía mortal que es inmortal, vampiros que no están conformes con ser  matones, vividores, lángaras. Vampiros que buscan vaciar todo lo que traen dentro, toda esa cauda de sentimientos surgidos a partir de innumerables vivencias a través de los siglos en donde han perdido a sus seres más queridos y en donde han despreciado a los que quisieron someterlos. Vampiros que en realidad nunca amaron, sino que, narcisistas, anhelaron sólo juguetes para satisfacer sus caprichos.            

Vampiros humanizados que son la proyección de los pequeños dioses existentes. Dioses  que parafraseando a Nietzsche, están muertos, pero no por ello tienen menos grandeza, al contrario, son retratos de los seres humanos que han encontrado en la mitología una forma tanto de proyectarse, como de verse en un espejo para intentar entenderse. Aunque en el caso de los vampiros esa proyección sea a la inversa.  A partir del mal, de los oscuro, lo oculto. Por eso resulta interesante una película como Entrevista con el vampiro, porque vemos uno que no quiere ser sólo una caricatura de la maldad, el odio, y el hedonismo por el hedonismo, sino que es un vampiro que duda, que anhela su humanidad perdida. Un vampiro que necesita confesarse, que necesita escupir todo lo que trae dentro, y que, se nota, le pesa una enormidad.

El vampiro Louis de Pointe du Lac (Brad Pitt), de Entrevista con el vampiro, nos plantea a un vampiro que, en un acto de contrición, manifiesta su desacuerdo con la forma en que lo convirtieron, y que nunca está conforme, que no quiere matar y que anhela su humanidad.  Louis nos plantea la posibilidad de la reivindicación de un ser que quizá en algún momento pueda recuperar su humanidad.

Pero no sólo existen esa clase de vampiros que vemos en las películas que chupan la sangre y roban el alma de sus víctimas, también existen otra clase de vampiros llamados vampiros energéticos y son los más peligrosos, están por todos lados y nosotros mismos podríamos ser uno de ellos. Ya lo dice una frase común entre la gente: no me estés chupando la sangre, no me estés chupando la alegría, y hay muchas formas de chupar el elemento vital que compone a cada persona. Al igual que los vampiros, entre las personas, la enorme mayoría  padecen de un ego muy crecido, muy sulibeyado. Queremos todo para nosotros, primero uno, después uno, y si queda algo, uno. Queremos todo para nosotros, lo que nos haga superiores a costa de los demás, como sea. Queremos toda la atención, mírame, mírame, mírame, escúchame, escúchame, escúchame a mí nada más. Succionamos la energía de los otros, queremos que su mirada esté puesta sólo en nosotros y nuestras hazañas,  las de ellos  no nos importan. Y no sólo es cuestión de los que salen en la televisión, en las revistas de chismes, de espectáculos, no, estos vampiros acaparadores de la atención están por todos lados, podemos ser nosotros mismos, están entre nuestra familia, nuestros amigos, los políticos, los gobernantes. En esos que no se llenan de salir todo el día y a todas horas en los medios de comunicación diciendo yo yo yo yo, Yo soy su salvador, yo soy el más grande, yo soy el que ha sufrido más, yo soy el más importante, nadie antes que yo había hecho esto. Así, hay vampiros energéticos por todos lados, y son de lo más peligrosos ya que roban la energía de los demás y viven de ella. Los vampiros de las películas son una inocentada junto a estos vampiros energéticos. Y, en principio, deberíamos revisar si nosotros mismos no somos uno de ellos.            

En el fondo, las historias de vampiros son muy tristes, pero también muy reveladoras. Tristes, porque vienen del mal y terminan mal. Reveladoras, porque pueden ser el acicate para una crítica demoledora del narcisismo, de la egolatría y de la megalomanía que tanto daño causan a las sociedades, las familias y los individuos. Lejos de la luz, del sol, de la sabiduría, sólo queda la oscuridad. 

 

 

Alfonso Franco Tiscareño 

Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

5 de agosto del 2020

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