miércoles, 28 de febrero de 2018

¿Existe la amistad?

¿Existe la amistad?
En un mundo plagado de guerras y desastres como ha ocurrido en la corta historia de la humanidad, siempre valdrá la pena hablar del amor. A pesar de los errores, de los sinsabores, de las traiciones, de lo que sea, siempre será pertinente invocar su  nombre. La vía del amor como la única salida real, pertinente, viable y concreta para enfrentar el caudal de problemas a los que se enfrentan las relaciones humanas.  Ya hemos señalado que Platón  plantea en su libro Diálogos, que aún para construir un Estado poderoso es necesario contar con el recurso del amor, aunque siempre es necesario colocar a éste en un contexto histórico determinado.

A nivel de las relaciones personales se vuelve todavía mas cercano y palpable el poder que el amor tiene para que los seres humanos estén contentos y puedan disfrutar sus vidas. Dice Aristófanes en el Diálogo Banquete: “Que nadie se ponga en guerra con Eros, por que ponerse en guerra con él es atraerse el odio de los dioses. Tratemos, pues, de merecer la benevolencia  y el favor de este dios, y nos proporcionará la otra mitad de nosotros mismos, felicidad que alcanzan muy pocos ”. (Platón.  Diálogos. Ed. Porrúa. 2005. México. p. 511)

La sentencia de Aristófanes es tremenda. El que no se ponga del lado del amor, pagará las consecuencias. Y la verdad de este dicho la podemos atestiguar desde nuestro entorno más  cercano, hasta el más amplio. El amor es más que una entelequia fresita de cursilerías y ñoñadas. El amor es un recurso concreto que construye formas de vida concretas.  Cuando se lleva a la práctica como una forma de vivir proporciona un tipo de felicidad “que alcanzan muy pocos”.

Dice Aristófanes: “…estoy seguro de que todos seremos dichosos, hombres y mujeres, si, gracias al amor, encontramos cada uno nuestra mitad...” (p.511) Es decir, a nivel de las relaciones interpersonales, el amor marca un derrotero definitivo, y, dichoso será, de los pocos, el que encuentre a su otra mitad.

Siguiendo el camino socrático, el de la mayéutica, el de la poiesis, es que podemos acercarnos para comprender cada vez lo que pueden ser el amor y la amistad. Hay que hablar con nuestro seres queridos y preguntar, preguntar, hablar, conversar, intercambiar puntos de vista, no quedarnos callados, no vivir en soledad los pensamientos que nos alegran o nos atormentan. Mirarnos a los ojos, abrazarnos, escucharnos, son acciones que permiten un acercamiento más sincero,  actividades que nos permiten comprender cada vez más lo que pueden ser la amistad y el amor. Lysis o de la amistad, es otro diálogo que forma parte del libro de Platón que ya hemos citado. Ahí  Sócrates dice: “Hay una cosa que yo deseo desde mi infancia…uno quiere tener caballos; otro, perros; otro, oro; otro, honores. Para mí todo esto es indiferente, y no conozco cosa más envidiable en el mundo que tener amigos, y querría más tener un buen amigo  que la mejor codorniz…preferiría un amigo a todo el oro de Darío, y a Darío mismo; ¡tan apetecible y tan digna me parece la amistad!”.

A pesar de esto, para Sócrates  es muy difícil descubrir lo que es el amigo, la amistad. Después de una larga disquisición con Lysis y con Menexenes, no logra definir bien a  bien qué es la amistad. A lo más que llega es a comprender que lo conveniente, lo que nos conviene, es lo que define que exista o no la amistad entre los seres humanos, pero diversas contradicciones entre lo conveniente y lo semejante, lo llevan a cuestionar el concepto encontrado con tantos trabajos.

Todo el que ha querido tener un amigo, y el o la que los ha tenido, sabe muy bien lo difícil  que es sostener una amistad.  Siempre está en riesgo, siempre está amenazada por los malos entendidos. De hecho, en la Biblia se señala que la fuente de todas las discordias son los mal entendidos, las intrigas (Proverbios 16:28). Jesús en los Evangelios (Juan 15: 12-15) señala que no hay  mejor amigo que el que da la vida por sus amigos. Esto puede tomarse literalmente, como en el caso de él mismo, o metafóricamente. “Dar la vida” puede significar amar, ayudar, cooperar, solidarizarse, no abandonar nunca a un amigo, ni en las buenas ni en las malas. Este concepto de Jesús nos acerca a una más acabada idea de lo que puede ser la amistad.

Pero decirlo es muy fácil, ¿Quién lo puede probar en el terreno de las acciones, de los hechos? Pienso en el triste caso entre Octavio Paz y Carlos Fuentes. Una amistad tan solida, fecunda, admirable, que por un diferendo crítico  terminó en tan lamentable forma, y nunca se resolvió. Murieron sin haberse reconciliado.

Hay quien de plano relega a una instancia menor la amistad entre seres humanos. La gente menciona un dicho popular tremendo, brutal, frío, pero certero -según señalan muchos-: “no hay mejor amigo que un peso en la bolsa”. Es una frase gélida, pero que ha muchos se les ha revelado como una verdad objetiva por las circunstancias que han vivido. Aún así, es una frase que implica una profunda soledad y una gran desesperanza respecto al género humano. Guarda también un grado de verdad: es el propio poder el que puede salvarte de un apuro, el que te puede dar la ayuda. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que ese poder propio, por más frío e independiente que parezca, viene de una relación con los otros. Una relación de trabajo, de negocios, de conveniencia, de lo que sea, pero en relación con otros, y por tanto siempre la otredad, el otro, puede ser fuente de aprecio, de ayuda, de solidaridad, de amistad.

No confundir amistad con complicidad, la amistad verdadera es crítica, por eso es tan difícil conseguirla, cultivarla. Prácticamente a nadie le gusta que le digan sus verdades, pero quién si no un verdadero amigo puede señalarte los errores. Y sin embargo, es tan urgente la presencia de amistad en el mundo. Es la única, porque es amor, que puede aportar comprensión y buena voluntad en los diversos problemas que se presentan a diario. Señala el filósofo Arthur Schopenhauer al respecto que nada es mejor a “la ignorancia del mundo como alegar, cual prueba de los méritos y valía de un hombre, que tiene muchos amigos. ¡Como si los hombres otorgasen su amistad con arreglo a la valía y al mérito! ¡Como si, por el contrario, no fueran semejantes a los perros, que aman a quien les acaricia o solamente les hecha huesos que roer, sin mas halago! Quien mejor sabe acariciar a los hombres - aun cuando sean asquerosas alimañas -, ese tiene muchos amigos."

Epicteto (55-135 d.C) señala en su libro Manual y máximas: " ¿Ves esos perros que están jugando? Diríase que son los mejores amigos del mundo, a juzgar por sus fiestas, sus caricias, su bullicio y sus lametones, ¿verdad? Pues echa en medio de ellos un hueso y verás lo que ocurre. Esta suele ser la amistad entre padres, hijos y hermanos. En cuanto se ofrece un motivo de disputa: dinero, tierras, una querida, bienes de cualquier clase, ya no hay padre, ni hijo, ni hermano".

Son muchos los pensadores que han abordado el tema de la amistad. Quien esté interesado en profundizar  indague en Sócrates,  Platón,  Aristóteles, Schopenhauer,  Nietzsche. Estudie lo que dicen estos filósofos y compárelo con sus propias experiencias. Es un tema inagotable que estará siempre sobre la mesa de debates mientras el ser humano exista.  Y, aunque a veces no lo parezca, vale la pena nutrirse de la sabiduría, vale la pena regar el campo florido de la amistad, pasearse por sus campos y respirar su aroma. No importa si alguna vez nos equivocamos, si no hemos valorado la amistad, incluso si hemos traicionado  a algún amigo. En todo caso, como dijo Cristo, vete y no lo hagas más. Siempre habrá la oportunidad de sembrar la flor de la amistad.


Alfonso Franco Tiscareño
Para Vitral, en Barroco. Diario de Querétaro
22 de febrero del 2018
www.escritosdeaft.blogspot.mx

jueves, 22 de febrero de 2018

Del acontecer

Llama del corazón,  amor divino, reenciéndete para mí, dame tu fuego para que pueda ver a los ángeles bailar. 
                                                              *

(a Basho)
Amarilla, pequeña, no sé tu nombre,
brillas entre la verde maleza,
hija del sol.
                                                              *
Ya lo dijo el eminente sabio Rigo Tovar: Quítate la máscara y ven a bailar.
Quizá me falte expiar más mis faltas, abrir más mis orejas, destruir mi super ego, doblar más la cerviz, limpiar el corazón, abrirlo totalmente al amor. Por medio de actos lo realizaré, y pediré más fe, mucha fe.
 Estas ideas me han surgido al leer la vida de Milarepa.
                                                             *
Con cuánta razón a Fernando Solana Olivares le ha cautivado la figura de Margarite Yourcenar. Comparto su pasión y admiración. Y cito un texto que me ha vuelto a despertar el interés por esta mujer maravillosa: Opus Nigrum.

*
Que necesario es leer ensayo teórico  y que bien se diente uno después.  Quería leer algo fuerte y le entré a las Otobiografías, de Jacques  Derrida. Luego luego sentí su fuerza, su sabor. Refrescó mi mente.
                                                             *
El agua llueve desde la regadera
su canto me acaricia
me tapo con paraguas.
                                                             *
Lo más chido es que nunca sabes qué va a suceder en tu sueños nocturnos, es un espacio abierto a la incertidumbre (palabra maravillosa). Benditos mundos.
                                                             *
Hermoso nombre para un poema: Mi hermana la vida. Tan sólo con él me basta para amar de antemano a este texto y al autor: Boris Pasternak. (Leo: El oficio de escritor).
                                                             *
He estado leyendo casi todo el día artículos de Luis González de Alba. Algunos los he fichado.  Me he enterado de muchas cosas. Llego a una primera conclusión: nadie tiene totalmente la verdad. En cada persona podemos encontrar luces y sombras, a veces más unas, a veces más las otras. Por ejemplo, González destroza a Monsiváis. Es probable que tenga razón en algunas o en muchas cosas, no lo sé, pero también es un hecho que Monsi es un personaje importante de nuestra cultura y un señor que, cuando menos a mí, me enseñó mucho. Luz y sombra. Señalar unas, sin descartar las otras.
                                                               *
Cada vez le encuentro más razón al planteamiento de Buda del justo medio, o como yo le he llamado: la filosofía del cacho y cacho. Por ejemplo, en la relación entre el discurso de la Modernidad y la crítica de Posmodernismo.
                                                                *
Soy naturalista, realista, simbolista, expresionista, posmoderno, seguramente un  producto de mi época, síntesis de todo, ¿cómo superar el tiempo que te toca? El genio brota en donde por azar, conciencia o rebeldía, se logra sobrepasar la circunstancia en que se ha nacido.
                                                               *
Estoy viendo la película Pina, de Wim Wenders, y me llena de ideas para bailar en todos lados y de mil maneras videograbando todo. Es una película seminal. Chido.
                                                               *
¡ Qué idioma no es hermoso ¡ ( Lo pienso mientras escucho el japonés en La Balada de Narayama ).
                                                               *
Qué es todo lo subrayado sino la identificación plena con determinadas ideas escritas en los libros. Y con esa identificación me construyo,  refuerzo, aproximo,  adelanto,  encuentro, explico.  Subrayo para que no se me vayan esas joyas, para que estén conmigo siempre que habrá el libro. Sé que para muchos no está bien que se rayen los libros, quizá hasta los estoy inutilizando porque mis subrayados pueden molestar a otro, o hasta en  caso de que quisiera vender el libro, ya no interesaría puesto que está rayado. Así que, esos subrayados-pintura, debo hacerlos con mucho cuidado para que valgan la pena,  dado que son la señal de muchas asociaciones y conceptos, cada color de pluma utilizada, cada época, cada relectura. Mis subrayados son una caricia sobre el texto porque así me doy cuenta para qué es la literatura. No se escribe porque sí, ni se lee porque sí. Claro, hay gozo, asombro, aprendizaje. Se escribe y se lee para actuar en el mundo, y si es posible  para actuar cada vez mejor, con más sabiduría, con más aplomo, con más seguridad, más iluminado, más completo. Lo mío no  es rayar libros, si no  pintar obras de arte en donde me encuentro y transformo, para saltar de la hoja al mundo y ver qué puedo hacer del brazo de otros.
                                                                *
Muchos creen que porque la riegas en la vida, y a veces de maneras terribles y dramáticas, ya no tienes derecho a hablar ni a opinar ni a cuestionar, estás desacreditado, eres un hablador. Yo digo que no, que al contrario, y sobre todo si has tratado de sacar, con honestidad y humildad, alguna enseñanza. Quizá, hasta tengas más derecho a expresarte que aquel que quiso callarte.
                                                               *
¿Cuánto dura un pensamiento encarnado en la sociedad y cuánto tiempo flota vivo en el aire, definiendo las acciones de la gente? Me pregunto esto al leer la frase: “…ya que en la forma de pensar de la Edad Media, la felicidad era un estado futuro que se alcanzaba por medio del sufrimiento en el presente”. La cita es del libro Confesiones de un joven novelista, de Umberto Eco, (p. 64).
Esa idea siguió durante mucho tiempo más allá de la Edad Media , y sigue viva todavía hasta el presente. En mi casa, cuando niño, era un pensamiento que permeaba nuestro mundo, sobre todo en la mentalidad de mi madre.

jueves, 15 de febrero de 2018

14 de febrero, día del amor y la amistad

Tristemente un día tan importante como este se ha convertido en una fiesta comercializada o en un deshago del resentimiento, la frustración y la revancha. Pero este día merece ser revalidado en toda su dimensión, merece ser rescatado y extraer de él lo valioso y poderoso que contiene. Todo es según el color del cristal con que se mire, y hay quienes preferimos verlo con los ojos de la reivindicación.
El tema del amor es abordado varías veces en un texto fundamental para la humanidad. Se trata de los Diálogos, escrito, con toda la influencia socrática, por Platón. La gente, en general,  no se nutre de la sabiduría, sino con páginas  vulgares, en las redes sociales, que dicen cualquier cantidad de disparates. Y siempre que se acerca el 14 de febrero se ha puesto de moda denostar al amor. Esa tendencia grinch respecto al amor y la amistad, debe ser cuestionada fuertemente por nefasta y dañina para la sociedad en su conjunto. En cambio, compartimos totalmente las palabras de Fedro, citadas en el diálogo llamado el Banquete, en los Diálogos : “¿En qué consiste que en medio de este furor de alabanzas universales, nadie hasta ahora ha emprendido el celebrar dignamente a Eros, y que se haya olvidado dios tan grande como este?”

Como sabemos, Eros es el dios del amor y la sexualidad entre los griegos,  y es conocido como Cupido, entre los romanos. De estos  mitos podemos aprender grandes lecciones aplicables a la vida concreta. Sobre todo para no vivir vacíos en esta era de desesperanza, en esta etapa del Amor líquido, como ha titulado su libro el sociólogo Zygmunt Bauman. La moda de atacar al amor en las redes sociales no es sólo una cuestión personal de individuos amargados, sino que obedece también a circunstancias contextuales, es resultado de la época en que vivimos: la posmodernidad.
Bauman señala que se vive una época de relaciones poco duraderas, convenencieras, comercializadas. En una palabra: cada vez es más difícil amar y ser amado. Y se dan paradojas que demuestran la crisis que vivimos en el terreno del amor. En una sociedad profundamente individualista y egoísta, el ser humano es incapaz de amarse a sí mismo. ¿Quién puede amar a otro si no conoce el amor para sí mismo? Pero no se trata ni se propone la adulación ególatra, narcisista, sino el conocimiento de sí mismo socrático. En la medida en que me conozco valoro y aprecio a los demás porque sé que son igual que yo y deben ser tratados con amor y respeto. Es el In lak’ech, hala ken, de la cultura Maya que significa: yo soy otro tú, tú eres otro yo.
Dice Bauman en el libro citado: ”La aceptación del precepto de amar al prójimo es el acta de nacimiento de la humanidad”. (p. 106) Si no eres capaz de conocerte y amarte a ti mismo, si no eres capaz de amar a los demás, ¿cómo puedes pretender amar a esa mujer o a ese hombre si no conoces ni has practicado el amor? Por más buenas intenciones que tengas refleja que no has pensado a profundidad en el tema, ya sea por inexperiencia, por ignorancia, por maldad o por todo junto. El primer paso para amar a otro ser es amarse y conocerse a sí mismo. Este es un proceso, muchas veces largo y doloroso, que llevaría a la gente a sostener relaciones amorosas hasta que tuvieran 60 ó 70 años. Esto no es posible. El despertar del deseo sexual, que aparece con fuerza en la adolescencia,  no da para esperas tan largas. He aquí otra paradoja.
Se ha descuidado totalmente esta temática del amor y la amistad, y se ha dejado, con cierta razón, en manos de las familias. Se supone, sin razón, que ya la vida le irá enseñando a cada uno el camino a andar. Nada más equivocado. Es a nivel de políticas públicas donde debe gestarse la educación para el noviazgo y el matrimonio, la educación para ser padres, para el manejo de las emociones, y también, la educación para aprender a amar.
Esta idea no es una simple locura, es el amor, la solidaridad, el respeto, el desarrollo y la practica de una ética y una moralidad, lo que puede dar lugar a desarrollar una sociedad más sana. Señala Zygmunt Bauman: “Amar al prójimo requiere un salto de fe; sin embargo, el resultado es el acta de nacimiento de la humanidad. Y también representa el aciago paso del instinto de supervivencia hacia la moralidad.                                                                             
Ese paso convierte a la moralidad en  una parte, y tal vez en una conditio sine qua non, de la supervivencia”. (p. 106)
Las relaciones amorosas entre dos seres humanos también deberían pasar por este tamiz, de esta manera lograrían más claridad, más profundidad, mejores resultados. Porque por ahora, ¿sobre qué elementos están fundadas? En el número de divorcios y separaciones podemos tener una primera respuesta. A parte de las parejas que sin separarse, es decir, estando juntos, su vida es un infierno. Aquí volvemos a la pregunta inicial de Fedro, y vamos aún más allá.
La filosofía griega, como muchas otras culturas nos indica por qué el amor es parte central de la vida humana: “También es de todos ellos (Eros) el que hace más bien a los hombres; no conozco mayor ventaja para un joven, que tener un amante virtuoso; ni para un amante, que el amar un objeto virtuoso. Nacimiento, honores, riquezas, nada puede como el amor inspirar al hombre lo que necesita para vivir honradamente; quiero decir, la vergüenza del mal y la emulación del bien. Sin estas dos cosas es imposible que un particular o un Estado haga nunca nada bello ni grande…Hombres unidos de este modo, aunque en corto número, podrían en cierta manera vencer al  mundo entero”. (Diálogos.  El banquete. Ed. Porrúa. P. 499)
Digan ustedes si tiene razón este Diálogo o no. México está urgido de amor, se desangra      brutalmente por la falta de justicia social, por la criminalidad, por la impunidad y la corrupción, por la  falta de valores y por  la falta de amor. La falta de amor al prójimo es de un nivel espeluznante, pavoroso. Pensemos nada más en la cantidad de desapariciones forzadas o de feminicidios que se cometen en el país, y tendremos una idea de la gravedad del problema. “Sin estas dos cosas -la vergüenza del mal y la emulación del bien- es imposible que un particular o un Estado haga nunca nada bello ni grande”… esas palabras resuenan muy a menudo en mi mente.
Por todo esto es que es un gran regalo tener un día para celebrar el amor y la amistad. No es cosa de un día, es asunto de toda la vida, de cada día, con sus caídas y sus plenitudes. El amor y la amistad es una construcción que se edifica a diario, en cada acto; es un jardín que se cultiva, es una flor que se riega a la luz del sol. No importan las diferencias, al contrario, eso fortalece la amistad. Como dice Carlos Fuentes de su amistad con Julio Cortázar: “Nuestras diferencias, sin embargo, aumentaron nuestra amistad y nuestro mutuo respeto, como debe ser en el trato inteligente entre amigos, que no admite ambición, intolerancia o mezquindad. No puede, realmente, haber amistad cuando estos defectos arrebatan al que se dice nuestro amigo.”
Se ama y se tienen amigos no para ser idénticos, no para someterse, sino para ser libres y crecer juntos, a pesar de toda contradicción. Esa es la enseñanza de los que saben. Si la fiebre de la plaga emocional asoma a tus redes sociales o a tu entorno vociferando contra el amor, echando pestes y cantando loas a la amargura y la revancha, al resentimiento, quizá sea tiempo de acercarnos a la sabiduría perenne para escuchar un consejo constructivo, unas palabras que nos fortalezcan y nos hagan ver con claridad el valor inmenso de todo lo que nos rodea. El 14 de febrero es un pretexto, una oportunidad para meditar, reflexionar y valorar la grandeza sublime del amor y la amistad.

jueves, 8 de febrero de 2018

Juventud en crisis. Los ritos de iniciación

Juventud en crisis. Los ritos de iniciación.
¿Qué  le ha ofrecido la iglesia católica a los jóvenes a parte de regaños, miedos y muchísimos abusos?  A nivel de individuos sin duda existen sacerdotes comprometidos con el mensaje de Cristo, pero como institución tiene un historial digno de una severa revisión crítica.

¿Qué le ha ofrecido la familia a los jóvenes aparte de regaños, abusos, miedo? Volvemos a lo mismo, sin duda existen madres y padres excelentes, pero muchísimos están sumidos en círculos viciosos de donde no pueden salir ni les interesa. Violencia intrafamiliar, abuso sexual, drogas, alcoholismo y un sinfín de taras sociales.

¿Qué les ha ofrecido el sistema social? Cuando menos, aquí en México,  actualmente, los jóvenes están rodeados de una cantidad de pésimos ejemplos: corrupción, impunidad, crímenes, falta de democracia, de acceso a la salud, al empleo, a la diversión.  Los jóvenes en México están no sólo expuestos a grandes carencias, sino a enorme violencia. Sabido es que ellos asimilan y copian lo que ven. Así que ya podemos visualizar hacia dónde se dirige nuestra sociedad.

Cierto, existe también la otra cara, pero cuánto peso tiene. Existen sacerdotes católicos y religiosos de otros credos, que están comprometidos y son practicantes honrados de su ministerio. Existen familias que a pesar de sus contradicciones intentan caminar lo mejor que pueden basados en el amor,  la solidaridad y  el trabajo. En la amplitud del abanico social, existen instituciones serias y trabajadores responsables, empeñados en servir a la sociedad desde los ámbitos público y privado. Sino fuera por todo ello, esto ya se hubiera derrumbado desde cuando.

Es  muy fácil juzgar, condenar,  levantar el dedo flamígero, y otra cosa es evaluar, argumentar, construir, cooperar. Es muy difícil ser padres, quizá en todas las épocas lo ha sido, pero sin duda, en la actualidad, es una de las misiones más complejas y arduas que existen.  

Uno de los errores, uno de los más grandes, que se cometen contra los jóvenes es  cercenarles la imaginación.  Y son muchos los ataques, desde varios frentes, contra este recurso clave en la historia de la humanidad. La antigua categoría de los aparatos ideológicos es aún válida en muchos sentidos. Uno de los grandes enemigos de la imaginación lo encontramos en la estulticia con que se trata a la juventud en los cada vez más anquilosados medios masivos de comunicación como la tv, la radio, la prensa. Como en todo, hay sus honrosas excepciones, pero una revisión somera nos dará cuenta de la decadencia que padecen.

Patrick Harpur, un experto en el tema de la imaginación,  señala: “En la Florencia renacentista, y nuevamente entre los románticos ingleses  y alemanes tres siglos después,  la imaginación  fue exaltada no sólo como la facultad humana más importante, sino como el fundamento mismo de la realidad.” (en su libro El fuego secreto de los filósofos, p. 72). Y un camino para desarrollar la imaginación es seguir el camino del héroe, del mito, del arquetipo que prefigura ciertas cualidades y características que sirven de ejemplo a seguir o rechazar, pero lo importante es que esta decisión se tome de manera consciente.

Pero a la juventud ya no hay quién le enseñe el camino del héroe,  ya no tiene guías sólidos, todas las narrativas han sido cuestionadas con un afán de relativismo preocupante, están alejados de los mitos que nutren, que alimentan. También las escuelas han fracasado, han convertido en guarderías y correccionales a los espacios educativos. Las autoridades no tienen una idea de lo que es la



Academia,  creen que con  imponer verticalmente una pseudo reforma, la educación se va a transformar por decreto.

Nada más alejado de la realidad, por eso han fracasado esos intentos verticales en donde no participan los maestros. Y son los jóvenes los que quedan atravesados en este mar de incongruencias y contradicciones. Las muchachas y los muchachos necesitan consejo, guía, es parte intrínseca de su formación, y si no lo encuentran lo van a tomar de algún lado, y ese lado muchas veces resulta ser el más siniestro: las pandillas, la delincuencia, las drogas, el alcohol, la pereza, la inercia, la estupidez. Y esto apenas está comenzando, si no se pone un remedio, con una política de Estado,  como políticas públicas, esto va a estallar más fuerte de lo que ahora vemos.

Una fuente sólida y vital en donde niños, adolescentes  y jóvenes pueden abrevar es en los grandes mitos fundacionales. Como lo señala el antropólogo Rodney Needham, (citado por Patrick Harpur, p.126): “…el mito refleja la historia, proporciona un estatuto social, encarna una metafísica, responde a fenómenos naturales, expresa verdades perennes, hace frente al cambio históricos…”.

El mitólogo  Joseph Campbell, en su obra The masks of God: Creative Mythology (Las máscaras de Dios: mitología creativa), señala que las funciones del mito son cuatro: 1. La función metafísica: despertar un sentido de asombro ante el misterio del ser; 2. La función cosmológica: explicación de la forma del universo; 3. La función sociológica: validar y apoyar el orden social existente; y 4. La función psicológica: guía del individuo a través de las etapas de la vida.

Como puede deducirse, las funciones del mito son importantísimas para que un ser crezca con bases, con fundamentos, con raíces. Y parte central en este proceso formativo lo constituyen los ritos de iniciación. Señala P. Harpur, en la obra citada, que antiguamente los ritos de iniciación para la juventud era un paso obligado y necesario. Los ritos de iniciación “imitan el modelo al que se ajustó el nacimiento del cosmos y en función del cual se establecieron todos los modelos subsiguientes de organización …” (p 146). Vale la pena citar a Harpur textualmente: “Cuando los grandes mitos y rituales se despliegan uno por uno ante él, se abre un significado deslumbrante, como una alfombra fabulosa por la que el niño accede a la condición de hombre”. (p.146)

Harpur señala que estos ritos de iniciación no se pueden eliminar así como así, los jóvenes que no pasan por ello se quedan en la adolescencia, jamás maduran así tengan 20  ó 30 años.  Juzguen ustedes, volteen y  observen a familiares y/o amigos y miren con qué frecuencia estamos viendo esto,  gente que no madura aunque pasen los años.

 Aquí  hay que cuestionarse muchas cosas que están sucediendo en México.  Todo ese mal ejemplo social, corrupción, crimen, impunidad, ¿creemos que pueden cometerse sin dejar huella?  ¿Toda esa orfandad de valores, creemos que puede existir sin ninguna consecuencia? El trabajo para resolver este problema tiene que darse en todos los niveles: individual, familiar, social, y como ya se dijo, como una política de Estado al más alto nivel. Sí las acciones que se tomen no tienen está perspectiva tan sólo serán parches sobre parches que no solucionarán la problemática de fondo: la injusticia social, la falta de empleos bien remunerados, una educación escolar mediocre, la  impunidad y la falta de valores. Parafraseando al filósofo Friedrich Nietzsche podríamos hablar de la necesidad de revalorización de todos los valores, pero, quién lo va a impulsar si parece que muchos  ni siquiera se dan cuenta del problema o prefieren ignorarlo dada la dimensión del reto.

Patrick Harpur
El fuego secreto de los filósofos
Ed. Atalanta. 2ª ed. España. 2006

lunes, 5 de febrero de 2018

Louis Armstrong. Mi presente silencioso ante el cielo que se va iluminando

Muchos, muchos años de mi vida creí que el apellido de Louis era Amstrong, de esas cosas que uno sostiene sin siquiera sospechar que se está equivocado. Asimismo, hasta los 9 años de edad creía que me llamaba de otra manera. Háganme el favor. Y hoy, con más de medio siglo de edad, me vienen a caer varios veintes. No cabe duda que el que cree que sabe y se siente muy seguro, ni sabe ni puede permanecer tan secure.
Hace tiempo uno de mis hijos me obsequió un disco de Louis “Amstrong”, como le decía. Mi esposa me hizo ver que no era “Amstrong”, sino Armstrong. Fui al buscador de Google para constatar si era verdad y si había estado equivocado toda mi vida. Y sí, así era, el apellido correcto era éste último. Vaya –pensé- en cuántas cosas más no estaré equivocado. Uno que se siente todo orden y que además lo disfruta, en fin, me equivoqué. Casualmente, y dicen que no existen las casualidades sino el sincrodestino, acababa de ver en el Canal 40 un documental del genial trompetista.

Nativo de los Estados Unidos, el genio del jazz ya palpitaba en mi mente desde que fui aquel niño que no sabía bien a bien cómo se llamaba. Esa música sonaba en los lugares más insospechados, sitios que nada tenían que ver directamente con Satchmo, -Boca de bolsa, el apodo de Armstrong-, porque mi entorno era muy diferente. Estoy hablando de 1963 o 64. A veces, en mi radio, pasándole de estación en estación, de pronto caía en una extraña frecuencia que estaba discutiéndose con una pieza del maestro de la voz gutural y rasposa. No distinguía, ni sabía si era Hello Dolly, Dream a Little dream of me o La Vie en rose. Tan sólo llamaban mi atención, y de rara manera penetraba en mí la voz cavernosa y de gañote apretado del negro de Nueva Orleans.
Resulta que el maestro había estado más cerca de mi vida de lo que hubiera estado consciente. También por medio de las primeras caricaturas que vi en aquella televisión en blanco y negro, ahí estaba la música del gordo de oro negro. Esos curiosos dibujos animados, en ese mundo totalmente absurdo, en donde las persecuciones entre gatos y ratones llegaban al paroxismo y terminaban en la nada. Corrían para allá, para acá, y la música de la trompeta igual de loca y de virtuosa paseaba mis sentidos por mundos inenarrables. Lo denso de la música sólo se intenta describir, aunque nunca se logre totalmente.
Me di cuenta cómo la vida se cose de modos tan insospechados. Son miles e insondables los caminos del Señor. Vaya que sí. Cómo se tejen sin saber a dónde irán a parar. Pero aún en ese aparente caos, subyace el sincrodestino. Hoy queda con cierta claridad ante mis ojos que mis encuentros con Armstrong me han construido de cierta manera. También me doy cuenta que todo pudo haberme pasado desapercibido, pero no fue así. Lo sé mientras mis pies se bambolean y bailan al ritmo de la inteligencia y sensibilidad de On the sunny side of the street. Exactamente, es en lo simple y sencillo donde se encuentra lo verdadero. Su música ilumina este lado de mi calle interior dándome paz, un remanso de aguas tranquilas y luego agitadas, solos de trompeta sacudiendo mi alma, dulzura que me alimenta en la oscura noche sagrada, la noche de los tiempos, el cosmos y su inmensidad. Con esta canción, Louis me enseña a volver a contemplar el mundo de otra forma, los árboles, el cielo, los colores y hasta a los amigos. Tienes razón, Louis, qué maravilloso es todo si lo sabemos mirar con los ojos del asombro. El asombro, la máxima cualidad de la filosofía. Saber mirar para, como dicen los budistas, comprender el interser, que todo está en todo. Qué importa si eres negro o blanco, en verdad no encuentro la diferencia, no veo la razón para maravillarse porque alguien sea rubio. Ambos me causan admiración y asombro. Exacto, es eso, sin nombre, sin fronteras, si me llamara piedra o rana, qué importa, soy y no soy, mi nombre es yo soy y se disuelve en la nada, en las notas musicales recorriendo mi sangre y mis entrañas. Ese sí soy. Un amigo perenne de Louis Armstrong o “Satchmo”, el del brazo y la palabra fuerte, el de pulmones de volcán, el trompetista de fuego en el corazón, el caballero, el self made man, el que después nadó en billetes verdes. Su frente bañada en sudor era una catarata de pasión. Hoy, a varias décadas de distancia, Armstrong renace en mi corazón como un jazz suave al ritmo de su flow. Me une a una remembranza, que va desde la niñez, hasta el presente. Gracias, Louis por iluminarme con esta canción desde que tenía 11 años: What a wonderfull world.
Termino bailando, limpio mi cuerpo, con Mack the Knife. La bailo con mi amada entre los brazos. No necesito más, sólo la total atención para sentir esa música, su cadencia, sus rupturas, para que nos revele lo que guarda en lo profundo de ella. Cierto, es una pieza con una historia brutal, incluso muchos no quisieron montarla hasta que por fin tu aceptaste, Louis. Dijiste que te recordaba a algunos tipos rudos que habías conocido en Nueva Orleans. Habías corrido mundo, Satchmo, mucho mundo, los barrios más bajos, los arrabales. Solo de ahí podía surgir alguien como Mack. Y sin embargo la canción es tan sabrosa, tan rítmica, con esa repetición constante de la tonada principal.
El mismo Louis había participado en su juventud en algunos actos delictivos menores, de alguna forma entendía más allá del rango común lo que significaba esa letra de Mack the Knife. Ese origen turbio, el origen en la miseria brutal, lo marcaron por completo en los suburbios de Nueva Orleans, pero también la calle determinó su amor absoluto por la música al escuchar a los grandes músicos callejeros en su lugar de origen, toda su fuerza, su virtuosismo, su alegría y tristeza, al tocar y cantar.
La huella siniestra del racismo también dejó su impronta en el carácter de Armstrong, lo construyó fuerte, decidido, determinado. Y fue de una familia judía, también discriminada, de quien recibió apoyo para no terminar como un delincuente más. Del señor Karnofsky recibió la primera trompeta que marcaría para siempre el rumbo de su vida. A falta de padre, que lo abandonó, el viejo blanco judío se convirtió en su apoyo. Lección clara de que el racismo es nefasto, y que la solidaridad y el amor son productivos, florecientes, luminosos.
Y de esos barrios y vivencias surgió su voz grave, extraña, con un oscuro fondo, con sabor a esclavitud y campos de algodón. Dicen que no hay mal que por bien no venga. De una ruptura del músculo orbicular de la boca, producto de su forma de tocar la trompeta, sumado al tabaco y al alcohol, le vino esa voz única, sin parangón. Louis es un todo que conjunta además una mirada tierna, bonhomía, una gran simpatía y carisma, y una voz que deja huella, que no pasa desapercibida, que no puede olvidarse nunca una vez que se ha escuchado.
Al amanecer, recorro el Periférico de la Ciudad de México, hacia el oriente, a 90 kilómetros por hora. Escucho esta música bella, ese piano, el contrabajo, las percusiones, los solos, el conjunto, mientras observo cómo va amaneciendo, cómo va apareciendo esa franja rojiza en el horizonte, cómo va abriéndose camino la luz, y entonces entiendo que simplemente soy lo que soy, entonces descubro el momento más bello y eterno: mi presente silencioso ante el cielo que se va iluminando.
Alfonso Franco Tiscareño

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