lunes, 23 de diciembre de 2019

Qué le debo a Gibrán Jalil Gibrán
                                                   para mí Kaixito …

Le debo la hermosura, la amabilidad
de darle un poco de paz a mi alma
en medio del desbarranco y desconsuelo.

Le debo un  libro acariciándome
con sus palabras en una noche siniestra,
a mi diestra, sentado en la nada.

Estoy en deuda por su compañía
arrancando hojas de su propia vida
para que lloren a gusto los bastardos.

Por convertir la incertidumbre en perdón
por llevarme a caminar de la mano de Cristo
por darme de beber en el pozo del loco.

¿Y de la incitación a las palabras, qué me dices?
Del soplo de espiritualidad alimentando
la pasajera carne humana.

¿Y del llanto, de la risa, de saberse falibles?
Un jinete  en la noche a contra luz
corriendo en la arena todavía caliente.

Un sol rojo como yema de huevo
primigenio, viajando sin rumbo
entre el gran silencio de las esferas musicales.

Un ancestral beduino cabalgando
regando luz
salvando vidas.






Alfonso Franco Tiscareño 
Para Vitral, en el suplemento Barroco. Diario de Querétaro 

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